¿Más de cinco millones de

muertos en el Congo?

¿Mil quinientas personas al día?

 

Tras la revisión de las cifras:

Cómo se oculta la verdad hasta cuando parece que se cuenta

 

keith harmon snow

30 de enero de 2008

(Traducción Evelio Durán)

 

 

            A finales de enero de 2008 el Comité Internacional de Rescate –CIR- (International Rescue comitee) presentó un nuevo informe sobre la mortalidad en la tan desolada por la guerra República Democrática del Congo. Este informe llamó la atención de algunas agencias de noticias que rápidamente prepararon unos pequeños y manidos artículos como supuestas expresiones de ese horror. Una y otra vez se le ha llamado “la crisis olvidada del mundo”. Hay razones por las que Darfur es la crisis del momento, la que aparece en cartel y hay otras razones por las que el Congo apenas se menciona.[1]

 

Sin embargo, la historia de la guerra y el saqueo del Congo no se ha dejado sin cubrir. Es una historia que ha sido censurada, manipulada y encubierta mientras que ostensiblemente se ha contando. Se ha publicado gran cantidad de información sobre la guerra en la República Democrática del Congo, pero gran parte de ésta no es más que desinformación ideada para camuflar la verdad y soterrar la historia real, incluyendo las muestras sinceras del sufrimiento y la guerra que se han venido publicando. Sólo porque los principales medios de comunicación no lo traten, no significa que no ocurriera. Nos encontramos ante la falsificación de la conciencia.

 

Mientras que el verdadero número de muertes de las pasadas guerras en el Congo (para los congoleños se trata de una larga y continuada guerra) nunca se sabrá, es bastante más elevado que las estimaciones del CIR. Las metódicas ecuaciones estadísticas del CIR no contabilizan el sufrimiento de los millones de personas que han desaparecido en las ciénagas, en los bosques tropicales, en las fosas comunes, en las cámaras de tortura y campos de muerte (refugiados) o tras cruzar las fronteras. La labor que conlleva el recuento de los muertos es al fin y al cabo otro modo de hacer poca cosa por evitarlos. Lo que interesa al CIR son los beneficios, aunque eso no es todo.

 

Del Comité internacional de Rescate se ha dicho que es el instrumento ideal de la guerra psicológica. De hecho lo es: Esto es exactamente lo que hace hoy el CIR, entre otras cosas, cuando manda sus contadores de cuerpos a Congo mientras que a la vez está fuertemente subvencionado por quienes se benefician de la situación. Pero el CIR no sólo es el instrumento ideal para la guerra psicológica, también lo es para la recopilación de inteligencia. El CIR se aprovecha de su acceso a poblaciones de refugiados, áreas de conflicto y encuentros y entrevistas con refugiados para reunir inteligencia sobre grupos armados, liderazgo, recursos, armamento y conflictos geográficos, información que se usa selectivamente para servir a los intereses primordiales del CIR y sus socios.

 

Los guerreros secretos de Estados Unidos

 

Entre los administradores o supervisores del Comité Internacional de Rescate se encuentra Henry Kissinger, un hombre con intereses bien afianzados en Congo. Kissinger está ligado a Freeport McMoRan (FXC) organización totalmente involucrada en la operación del cobre y el cobalto en Katanga. El director de FCX, J. Stapleton, fue director adjunto de asuntos exteriores de inteligencia e investigación con Madeleine Albright (1999-2000), durante las invasiones del gobierno Clinton de Ruanda en 1994 y de Congo (entonces Zaire) en 1996. Posteriormente Roy se retiró para unirse a Kissinger Associates.[2]

 

Otro de los altos cargos de Kissinger Associates es Lawrence Eagleburger, afiliado en el pasado a Scowcroft Group (organización que disfruta de información privilegiada en defensa e inteligencia) y uno de los directores de Halliburton Corporation desde 1998. El fundador de Scowcroft Group, Brent Scowcroft sirvió como consejero de seguridad nacional en los gobiernos de Gerald Ford y de G.H.W. Bush y entre 1982 y 1989 fue vicepresidente de Kissinger Associates.

 

Walter Kansteiner, miembro del Consejo Nacional de Seguridad (NSC) en los gobiernos de Clinton y G.W. Bush y hoy miembro de honor de Scowcroft Group, es también uno de los directores de Moto Gold (compañía que opera en la ensangrentada región congoleña de Ituri) y de la organización de patrocinio militar “para la conservación” Africa Wildlife Foundation (Fundación para la fauna y flora africana) de Washington D.C., que financia actividades mercenarias en la región congoleña de las montañas Virunga bajo la tapadera de proteger a los gorilas.

 

Otro de los asociados de Kissinger es el vizconde belga Etienne Davignon, uno de los enemigos más antiguos (y actuales) del Congo. Davignon estuvo directamente involucrado en la operación de nombre clave "Dragon" (1964-65) que instaló en el poder al "cleptócrata" Mobutu y supuso el principio del fin para millones de congoleños.[3];[4] Davignon está relacionado estrechamente con Donald Rumsfeld en su calidad de socio de la compañía productora de armamento biológico Gilead Sciences.

 

Dentro de la junta de administración del CIR está Samantha Power, fundadora del Carr Center for Human Rights de Harvard y ganadora del premio Pulitzer por “A Problem from Hell: America in the Age of Genocide”, libro que por un lado magnifica genocidios (en el caso de Ruanda, Yugoslavia y Sudán) y los niega por el otro (Congo, Uganda y Ruanda).[5]

 

El CIR ha otorgado su “Premio a la libertad” por “contribuciones extraordinarias a las causas de los refugiados y de la libertad humana” a personas que han exagerado y negado genocidios. En 1987 recayó sobre John C. Whitehead y en 1992 sobre Cyrus Vance, ambos vinculados históricamente a operaciones encubiertas en Congo -en su calidad de infiltrados de la NSA (Agencia nacional de seguridad) y de la CIA- y también al imperio de Maurice Templesman, responsable del saqueo de Congo (Zaire) durante décadas.

 

El congresista estadounidense Donald Payne es uno de esos “amigos de África" que frecuenta el grupo de Andrew Young y Maurice Templesman. Su papel como miembro superior del Subcomité de la cámara de representantes de EE.UU. sobre África, derechos humanos mundiales y operaciones internacionales en el gobierno de Bush es una de sus actuaciones más estelares, una triste decepción y una completa traición a africanos y afroamericanos.

 

En 1993 el “Premio a la libertad” fue recibido por Dwayne O. Andreas, director de Archers Daniels Midlands y uno de los grandes patrocinadores de la campaña del congreso, cuya compañía se asegura de que en África no falten refugiados muriendo de hambre. ADM está estrechamente vinculada a Robert Dole y a Andrew Young, cuya empresa de relaciones públicas, Goodworks Internacional, cuenta con ADM entre sus principales clientes. Young también está estrechamente conectado a los regímenes satélites de Ruanda y Uganda, principales protagonistas de las guerras del Congo.

 

En 1995 el “Premio a la libertad” del CIR fue a parar a Richard Holbrooke, en 1996 a Madeleine Albright y en 2004 al general Romeo Dallaire. Personas cuyo papel fue fundamental para las operaciones encubiertas estadounidenses en África Central, las consiguientes migraciones masivas de refugiados y la mortandad producida. Holbrooke y Albright son a su vez culpables de crímenes contra la humanidad en la antigua Yugoslavia, Haití, Sudán e Irak.

 

Y finalmente el premio a la “libertad” fue compartido en 2005 por William J. Clinton y G.H.W. Bush: Clinton lanzó las guerras de Ruanda y Congo con el apoyo de su predecesor. El "humanitarismo” de Bush incluye desestabilización intensiva de estados, redes terroristas, golpes de estado y guerras contra naciones soberanas.

 

El Comité internacional de rescate no es una organización llanamente “humanitaria”. El CIR cuenta con una larga historia de viles actividades que van más allá de la ayuda: También es una enorme operación financiera que proporciona grandes cantidades de ingresos a muchos ejecutivos y gente de negocios de modos que no ayudan a aliviar la guerra o el sufrimiento sino más bien a exacerbarlo. Aunque el CIR declara que el 90% de sus fondos “se gasta en servicios y programas para refugiados”, gran parte de este dinero nunca toca suelo africano y la que lo hace en rara ocasión tiene algún efecto en la vida de los refugiados. Entre los grandes patronos del CIR se encuentran el banco HSBC, General Electric y Goldman Sachs -organizaciones involucradas en el saqueo de diamantes manchados de sangre del Congo-, Pfizer y Gilead Sciences (la compañía de Davignon y Rumsfeld). La implicación del CIR en Congo –un estudio de la mortandad- tiene motivos profundamente políticos que generalmente quedan ocultos. ¿Por qué no se centra el CIR en alimentar a los vivos en vez de en contar a los muertos?

 

El Horror

 

Más allá de la simple consideración de los intereses altamente tendenciosos y políticos del CIR, su estimación de la mortandad, proyectada tras una cortina de humo de neutralidad, es errónea. El estudio del CIR se fija sólo en el periodo entre 1998 y 2007, excluyendo así la primera fase de la guerra: El derrocamiento de Zaire y el golpe de estado contra Mobutu Sese Seko propiciado por EE.UU entre 1996 y 1998. El CIR excluye este periodo por varias razones y no ha ofrecido aclaraciones al respecto.

 

Una de las razones obvias es que el Pentágono estuvo directamente implicado entre 1996 y 1998 junto a compañías militares privadas como Military Professional Recourses Inc. y Kellogg, Brown & Root (Halliburton). Del mismo modo que ocurrió con el masivo derramamiento de sangre en Ruanda e inspirándose desde el principio en el ejemplo de la justicia selectiva aplicada en los juicios de Nuremberg a los nazis, el sistema internacional manipula las estadísticas, fechas y periodos en parte para blindar a los actores que de otro modo podrían ser reconocidos en el futuro y en parte para servir al proceso de falsificación de la historia y fabricar una falsa conciencia.

 

El CIR excluye el periodo de 1996-1997 para blindar los gobiernos del actual presidente militar Paul Kagame en Ruanda, de Yoweri Museveni en Uganda y sus círculos internos y extensas redes mafiosas de crimen organizado.

 

Durante 1995 y 1996 el Ejército patriótico ruandés (EPR) junto a sus socios y aliados de las Fuerzas de defensa del pueblo de Uganda (FDPU), el Pentágono, Military Proffesional Resources Inc. y mercenarios de distinto tipo, prepararon el terreno para una inminente guerra realizando significativas acciones encubiertas y terroristas invadiendo la frontera desde Uganda y Ruanda. En Octubre de 1996 ya había al menos un millón y medio de refugiados de Ruanda y Burundi en el Zaire oriental según la mayoría de organizaciones de refugiados. La invasión a gran escala comenzó más seriamente cuando las fuerzas en el poder del EPR y las FDPU bombardearon los campos de refugiados. Este acto fue una violación de las leyes humanitarias internacionales y un suceso fundamental a entender, porque se trataba de la reproducción de lo que sucedió en octubre de 1990, cuando el EPR invadió el territorio del gobierno soberano de Ruanda. En esta ocasión se trataba del Zaire oriental y se bombardearon los campos de refugiados Hutu[6]. Todos estos son crímenes escandalosos dentro de la legislación internacional.

 

En aquel momento Francia declaró que había 1,2 millones de refugiados, mientras que EE.UU. dijo que sólo eran 700.000 y después optó por la poco honrada versión de que todos ellos habían regresando finalmente a Ruanda. No fue así, nunca regresaron.

 

Cientos de miles de hombres, mujeres y niños desarmados e inocentes se aventuraron al oeste, al norte y al sur huyendo atemorizados de las fuerzas invasoras aliadas, ya que por propia experiencia durante los seis años anteriores sabían que eran asesinos sedientos de sangre. Muchos fueron dirigidos a la fuerza hacia Ruanda, donde el EPR los esperaba. Las fuerzas del EPR y las FDPU persiguieron y asesinaron a cientos de miles en un claro caso de genocidio. Los nombres de los oficiales estadounidenses y los comandantes del EPR y las FDPU junto a sus colaboradores congoleños son bien conocidos para aquellos que estuvieron involucrados o en el terreno en aquel entonces.

 

Uno de ellos es un directivo de larga carrera en UNICEF, Nigel Fisher, quien hoy también es miembro del Advisory Council of the Diamond Development Initiative, un proyecto llevado a cabo por y para la industria del diamante pero con el que se desea limpiar la imagen de las corporaciones y redes de crimen organizado que durante décadas han saqueado el Congo. Fisher era el representante especial de UNICEF en Ruanda en 1994, y condujo las operaciones de esta organización para la recuperación (sic) tras el genocidio (sic) en la región de los Grandes Lagos (Ruanda, Zaire oriental, Tanzania occidental y sur de Uganda) entre 1994 y 1995. Esto le sitúa claramente al tanto de las matanzas genocidas masivas y de otros crímenes contra la humanidad que sucedieron mientras que el ejército ruandés (entonces Ejército patriótico de Ruanda) con Paul Kagame como presidente y el ejército de Uganda, con el presidente de por vida Yoweri Museveni, bombardearon los campos de refugiados y luego marcharon sobre Zaire cometiendo un genocidio.

 

Así que para empezar podemos añadir entre 200.000 y 800.000 muertos a las nuevas cifras de mortandad presentadas por el CIR, siendo 200.000 una estimación muy modesta.

 

Por último, el CIR es famoso por su largo historial de implicación en las actividades de la CIA y la NSA, entre ellas en el envío y transporte de armamento[7]. Según un investigador de élite de las Naciones Unidas, el CIR se posicionó en unas bases en Zaire oriental y comenzó a bombardear los campos de refugiados con armamento pesado. Esta es la cita directa "El CRI ocupó unas bases cercanas a los campos de refugiados y comenzó el bombardeo de los mismos con armamento pesado.” (Nombre por omitido por confidencialidad).

El CIR ha gastado millones de dólares en analizar el “impacto del conflicto” en la República Democrática del Congo, pero no ha dicho nada substancial sobre la economía paralela de saqueo que está enriqueciendo a algunas de las mismas organizaciones que financian sus programas “humanitarios”. Su último informe es un lustroso folleto que nos ofrece una pornografía de violencia.

 

¿Cuán ciega y estúpida piensan que es la gente? ¿Cuán ciegos y estúpidos somos?

 

Además, el CIR recibe cuantiosos “préstamos” en millones de dólares de la Overseas Private Investment Corporation, organización financiada con los impuestos de los ciudadanos estadounidenses. ¿Qué pasa con todos esos fondos de la OPIC?

 

En el nuevo informe del CIR sobre la mortandad en Congo no se dice una sola palabra sobre las causas de la continuada contienda o de los factores estructurales que han hecho este holocausto posible y lo han perpetuado.

 

Todo marcha mejor con sangre

 

Ofreciendo su única razón a las altas tasas de mortalidad, el CIR declara: “La recuperación tras un conflicto es un proceso largo y prolongado. La elevación persistente de la mortalidad a más de cuatro años tras el fin oficial de la guerra de 1998-2002 nos proporciona más pruebas de que recuperarse de un conflicto puede llevar muchos años, especialmente cuando ello se suma a décadas de declive socioeconómico y político"

 

Esto es una estupidez. Cuando pasó el huracán Katrina, tras un breve retraso, hubo una rápida intervención que estableció una cadena de puestos de comando militar a lo largo de la costa del golfo. Se mandaron rápidamente tropas, tanques, helicópteros y ejércitos privados, no para rescatar a la gente, sino para asegurar las instalaciones militares de EE.UU., de los contratistas de defensa, astilleros, bancos y las áreas de alto nivel económico. Fue una operación muy eficiente, cientos de millones de dólares de los contribuyentes estadounidenses se dilapidaron en asesinos profesionales que, aún frescos de Irak y Afganistán, hicieron lo único que parecen saber cómo hacer; matar gente. El gobierno de EE.UU. mueve montañas cuando lo desea y lo hace rápidamente.

 

La recuperación tras un conflicto “es un proceso largo y prolongado” porque en África existe una política en curso de despoblación deliberada. La Misión de las Naciones Unidas en la República Democrática del Congo (MONUC) gasta de un 40 a un 45% de su presupuesto multimillonario en contratar vuelos en el África central con lo que éste va a parar a grandes empresas. Enviar armamento nunca es problema y para ofrecer un claro e innegable ejemplo del modo en que funcionan las cosas, los camiones de Coca Cola reparten su mercancía por todos los sitios, incluso en áreas rurales. No hay más que decir.

 

Piense en ello.

En Congo no hay libros ni librerías por una razón. La hambruna está extendida y la carencia de comida y grano se debe a (y no existe “a pesar de”) las Naciones Unidas, el CIR, el Programa Mundial de Alimentos y sus lazos con Robert Dole, Archers Daniels Midland, ConAgra y -en virtud de Henry Kissinger- Continental Grain. Hay carencia de suministros sanitarios y altas tasas de enfermedad por una razón y no es porque este sea “el corazón de las tinieblas” o cualquier otra insensatez racista.

 

La Coca Cola no es una bebida sana para niños malnutridos y famélicos sin acceso a salud dental. Más importante aún, el director de Coca Cola, Donald F. McHenry es uno de los presidentes del IRC Group, una consultoría de Washington D.C. cuyas conexiones con el Comité Internacional de Rescate son difíciles de investigar. El ex-embajador Andrew Young, Madelaine Albright, George Soros, Lawrence Eagleburger, Frank Ferrari, Donald Easum, Donald F. McHenry y Frank Carlucci emergen frecuentemente como tentáculos del emporio diamantino de Templesman. La mayoría de ellos mantienen una estrecha relación con los organismos de inteligencia y todos están vinculados a tapaderas de la CIA diseminadoras de desinformación como el Africa-America Institute y el Corporate Council on Africa.

 

El presidente y director del CIR, George Rupp, también es uno de los directores de la reservada y eufemísticamente nombrada Partnership to Cut Hunger in Africa (Asociación para acabar con el hambre en África), una tapadera de extrema derecha judeocristiana. Otros directores de la PCHPA son: el presidente de Uganda (Yoweri Musevini), Robert Dole y David Beckman, miembro éste otra tapadera fundamentalista cristiana, Bread for the World (Pan para el mundo). El gobierno de Museveni ha enviado a la fuerza a 1,3 millones de personas del pueblo Acholi a campos de “refugiados” (o mejor dicho de muerte) en el norte de Uganda y les ha negado ayuda humanitaria.

 

La hambruna no se debe a que esto sea África o el Congo, sino a que estamos asistiendo a uno de los ejemplos más devastadores del capitalismo predador y de la avaricia absoluta y despiadada, combinada con una crisis espiritual (en el “primer” mundo) de proporciones sin precedentes. El mejor modo de controlar los recursos del Congo a largo plazo es eliminar a la mayor cantidad de ‘negros’ posible. La capacidad de controlar los recursos del Congo aumenta al extender el terror, desarraigando a la gente, destruyendo familias, sembrando la desconfianza y el odio. Se trata del truco más viejo del manual de los conquistadores europeos: Divide y vencerás. La expresión que mejor describe el conjunto de efectos psicológicos, emocionales, físicos, sociales, culturales y políticos de estas campañas de desestabilización y terror sería la de “arrancar de raíz”: desarraigar a la gente y destruir la identidad de los pueblos.

 

Y mientras tanto la industria humanitaria de la “miseria” recauda millones de dólares para programas que “ayuden” al pueblo congoleño y las universidades crean nuevos departamentos y programas para entrenar a la mano de obra privilegiada para el “desarrollo”, simplemente para implantar e institucionalizar la dependencia. Se trata de una violencia estructural y es parte de un ciclo perpetuado de riqueza y privilegio. Es la administración de la desigualdad.

Así es la política exterior de EE.UU. en acción. El CIR simplemente institucionaliza la falsa estructura de pensamiento que sustenta la guerra, el saqueo y la perpetuación de la violencia estructural en vez de su alivio. Tras la distorsión creada por la guerra psicológica la situación en Congo es muy diferente y los agentes responsables son fácilmente identificables.

 

La falsificación de la conciencia

 

Así es como el sistema proyecta e inculca una conciencia falsificada sobre África que ciega al público occidental.

 

Albert-Henri Buisine, mano derecha del dictador Mobutu Sese Seko, era un pirata mercenario francés que trabajó en el Kamanyola, el yate de lujo al que Mobutu llegó en helicóptero para recibir a sus promotores extranjeros y compinches “VIP”. Mientras que Mobutu visitaba con frecuencia la Casa Blanca, Bruselas, Paris, Tokio, Ginebra, Londres y a veces Tel Aviv, recibía regularmente a sus patronos y secuaces en su Yate en Zaire[8], bajo la protección de Albert-Henri Buisine y del mercenario israelí Meir Meyouhas junto a un buen grupo de agentes secretos de élite. Durante años cientos de personalidades iban y venían de Zaire: El secretario de estado Henry Kissinger, el vicepresidente G.H.W. Bush, los embajadores Andrew Young y Jean Kirkpatrick, el mercenario Frank Carlucci. El magnate del diamante Maurice Templesman cenaba a veces -junto a su amante Jacqueline Kennedy Onassis- con Mobutu en el Kamanyola, y en ocasiones con alguno de sus agentes zaireños del diamante, como Jerry Funk o James Barnes, o con agentes de De Beers como Nicky Oppenheimer o Nick Davenport.[9]

 

Los imperios Templesman y De Beers están presentes hoy en Congo en su moderna reencarnación y muchos de los mismos agentes de la época de Mobutu están conectados a políticas o acciones que hoy en día perpetúan el sufrimiento y la violencia en Congo, Angola y Sudáfrica. Es importante apuntar que la maquinaria de minerales sangrientos de Templesman ha subvencionado fuertemente las campañas de los demócratas, incluyendo a sus recientes manifestaciones fascistas: Barrack Obama y Hillary Clinton. A fin de cuentas Hillary Clinton ha hecho más daño a África que Obama, aunque aún hay tiempo para que empaten.

 

El 11 y 12 de mayo de 1990, las tropas de choque de Mobutu (la Special Presidential Division (DSP) entrenada por Israel, SARM y la National Gendarmerie) atacaron el campus de la Universidad de Lubumbashi y asesinaron (al menos) a cientos de estudiantes. No se sabe cuantos fueron torturados y tratados brutalmente. El cuartel de la CIA en Lubumbashi apoyó estas atrocidades y su encubrimiento. Aunque parece que fue hace mucho tiempo, los participantes aún están en el terreno. Algunos como James Barnes, Maurice y Leon Templesman y Nicky Oppenheimer aún dirigen grandes operaciones en África.

 

¿Qué papel juega Albert-Henri Buisine en la protección la dictadura de Mobutu y la perpetuación de tales atrocidades? ¿Dónde está hoy la vieja guardia personal mercenaria de Mobutu?

 

El guardaespaldas mercenario de Mobutu Albert-Henri Buisine salió a la luz en octubre de 2007 en la revista Harper’s en un articulo de Bryan Mealer, periodista que trabajó como freelance para Associated Press y The Independent (Londres). Buisine ya no es un agente militar privado a las órdenes del aparato terrorista de un dictador de la Guerra Fría, ahora es el locuaz capitán de una barcaza que transporta 2600 toneladas de mercancía Congo arriba (para su compañía de transporte privada y por unos substanciosos beneficios personales). Cien años tras “El corazón de las tinieblas” de Joseph Conrad  tenemos a un periodista blanco estadounidense de Associated Press que cuenta de nuevo su intrincado viaje remontando el Congo.

 

Y ahí tenemos al nostálgico Capitán, un reacio mercenario terrorista francés vuelto timonel beneficiario, que durante 16 años, en contra de su voluntad, según cuenta Mealer, sirvió a Mobutu a disgusto. “Se vio encadenado a la sombra de Mobutu, incluso vivió cuatro años enteros a bordo del Kamanyola,  el lujoso yate presidencial, que vagaba a la deriva por el Congo.”

 

¿Vagaba a la deriva? ¿Encadenado a la sombra de Mobutu? Difícilmente. Todo esto es ficción. Este artículo esta lleno de arraigados estereotipos culturales y elementos subliminales que han sido inculcados durante décadas de propaganda sobre el Congo/Zaire. La historia de Mealer no es más que ‘escoria sobrante’, ninguna mención a las brutalidades sufridas por el pueblo congoleño, el aplastamiento de las huelgas, las masacres de estudiantes o las multitudes compradas coreando “¡Mobutu, Mobutu!” y los eslóganes vacíos del partido del Movement Populaire de la Revolution. Ni una mención al odiado aparato represor de la Special Presidential Division, los arrestos y detenciones ilegales sin juicio, las torturas en calabozos subterráneos como el “OAU-2” o los “corredores de la muerte” de Kinshasa. Todo se vuelve nostalgia y los saqueadores del pasado son retratados como víctimas inconscientes que perdieron todo en la vida. El relato vierte la acostumbrada impostura de patetismo sobre los explotadores blancos, desviando la atención de su pasado y a menudo presente criminal.

 

Buisine ahora lleva la vida de una simple rata de agua, haciendo su recorrido seis o siete veces al año” nos cuenta Mealer y nos situa: “remolinos que enturbian el fondo, cocodrilos camuflados en el fango o en isletas de troncos, un árbol cuyas hojas curaban las hemorroides.”[10]

 

Harper’s nunca menciona a los causantes de la represión, ya que el público estadounidense está muy contento con la vanagloriosa versión del héroe blanco desamparado que desafía el salvajismo en el corazón de las tinieblas. ¿Cuántas historias sobre Congo presentan un río y un gran héroe blanco desafiando el indómito y oscuro bosque? Harper’s no dice nada sobre Congo. Se trata de la típica estupidez racista que pretende desplazar la verdad. El relato es una lectura “amena”, pero no es más que ficción; un espejo que nos devuelve el reflejo de nuestra condición de “blancos”. El autor incluso declara que los nativos se comunican mediante tambores para que los poblados que bordean el río sepan que el bote se acerca antes que Buisine y el heroico periodista aparezcan río arriba. Se trata de la falsificación de la consciencia estadounidense.

 

Para rematar el estúpido encubrimiento de Harper’s, el fotógrafo que remontó el río con Mealer trabaja en Kigali (Ruanda) y todo el mundo en la región sabe que no se puede trabajar dentro y fuera de Ruanda y estar contando la verdad. Por último, el editor de Harper's, John R. MacArthur es descrito por su revista como un "incansable defensor de los derechos humanos".

 

Y es por ello por lo que han muerto más de 10 millones de personas en Congo desde 1996, junto a otros tantos millones en Uganda y Ruanda. Esas cifras de pesadilla son producto de los gobiernos de Bush-Clinton-Bush, un despliegue consecutivo de fascismo en los EE.UU.

 

He viajado por este río en más de una ocasión. En 2007 crucé a nado dos tercios de él -a la altura de Lukutu- hasta a una isleta desde la que di la vuelta. También crucé nadando sus afluentes Lomami (2007) y Lopori (2006). El artículo de Harper’s refleja la falta de conciencia del hombre blanco sobre Congo y la inconsciencia aún mas grande de los editores blancos, todo ello para satisfacer la falta de conciencia voraz de unos lectores cada vez más aletargados.

 

Nada de esto es nuevo. Ya es hora de que maduremos.

 

Esclavitud en las plantaciones

 

En el culmen de la supuesta desintegración de Zaire (entre 1985 y 1995) la familia Blattner expandía rápidamente sus operaciones y consolidaba su poder. Su anterior y ya basto imperio en Zaire fue establecido por James Blattner bajo el Group Agro Pastoral (GAP), dividido más tarde entre sus hijos David y Elwyn (El papel de Daniel en Congo es impreciso) quienes acapararon plantación tras plantación y concesión tras concesión, involucrándose en transporte, logística, aviación, telecomunicaciones, agricultura, explotación forestal y construcción. El suegro de Elwyn Blattner, Shimón Razin, también dirige una compañía en Congo –Safgaz- cuando no está en Tel Aviv. Los Blattner mandan a sus hijos a colegios de élite en Europa. En 2003, Elwyn Blattner fue presidente del Communaute Israelite de Kinshasa.[11]

 

En el presente el imperio de los Blattner perpetúa el sufrimiento masivo en el interior mediante el esclavismo y todas las abominaciones que suceden en las plantaciones de sus feudos paramilitares.[12] Nada de esto es relatado por los medios, pero para aquellos que se pregunten cómo puede ser tan alta la mortalidad en Congo –debido a la aparición repentina de las estadísticas de 2008 del Comité Internacional de Rescate- la respuesta se encuentra en las aventuras capitalistas de los Elwyn Blattner, Maurice Templesman, Etienne Davignon, Nicky Oppenheimer y del mismo Comité Internacional de Rescate. Los Blattner viajan frecuentemente de Congo a EE.UU., Bélgica, Tel Aviv y Sudáfrica. El 2 de agosto de 2007 David Blattner y familia asistieron a la fastuosa celebración del Bar Mitzvah de unos amigos israelíes en el Hotel Sheraton de Tel Aviv. El mismo día, el 2 de agosto de 2007, al menos 1500 personas morían en Congo.

 

¿Cuál es la relación del CIR con los capataces de las plantaciones esclavistas y cómo calculó éste las tasas más altas de mortalidad en plantaciones operadas por los Blattner o las organizaciones de George Forrest en el Congo rural?

 

Se necesita un poblado para criar un niño

 

Hacia finales de los años noventa la dirección de las concesiones de diamantes de Zaire ya no estaba controlada por una única cadena de mando, cada vez estaba más militarizada por mafiosos de todas las calañas. Durante los años más duros de la guerra aumentaron las atrocidades pero, aún hoy, la violencia continúa en esas zonas.

 

Continuamente se dice que Katanga es la provincia de la “lucha olvidada”. Tan solo en la pasada década, millones de personas se vieron privadas de su sustento, tierras, futuro y vidas. Mientras, la minería en esta zona y en Mbuji-Mayi ha seguido en marcha desde tiempos de Leopoldo.

 

Pueblos enteros han sido saqueados y quemados por las milicias y en algunos todas las mujeres fueron violadas durante las campañas militares de los últimos años.[13] Más de 5000 niños han estado viviendo en las calles del centro de Mbuji-Mayi desde hace unos años (otra generación de líderes congoleños perdida) y recientemente han sufrido masacres sistemáticas a manos de milicias, grupos políticos y las fuerzas de seguridad.[14]

 

¿Cómo contabiliza el estudio de mortalidad del CIR los niños asesinados en las calles de Mbuji-Mayi?

 

Tras un siglo de explotación y esclavitud la gran empresa estatal de diamantes de la República Democrática del Congo, MIBA, sigue reteniendo sistemáticamente el pago de salarios a los hambrientos trabajadores congoleños y encargados medios durante meses. En Abril y Mayo de 2007 hubo huelgas y protestas que causaron arrestos arbitrarios, detenciones y la tortura de organizadores sindicales como Leon Ngoy Bululu por parte del gobierno de Kabila. Entretanto la policía disparaba sobre los manifestantes.[15] Los supuestos trabajadores ‘ilegales’ del diamante (congoleños privados de derechos civiles que se ven forzados a realizar actividades "criminales" para sobrevivir) fueron ejecutados sumariamente en las concesiones de MIBA en Mbuji-Mayi. La BBC, en agosto de 2006, comunicó que los guardias de seguridad de MIBA estaban disparando a mineros del diamante no empleados.[16] Pero claro, la BBC nunca revela el fondo de la cuestión. Si llega a contar algo mínimamente revelador, es sólo por conveniencia y por ciertos intereses que pueda tener.

 

Katanga es la provincia más al sur de la República Democrática del Congo. Siendo el enclave minero más rico del mundo cuenta a su vez con las personas más pobres de éste. Forma parte del basto cinturón del cobre que se extiende a través del norte de Namibia y el sur del Congo pero alberga una miseria humana sin precedentes. Muchos de los intereses y compañías ya mencionados participan en las concesiones del cinturón del cobre de Zambia.[17] Se invierten cientos de miles de millones en esos proyectos mineros y no hay problemas para trasladar grandes y pesados equipos hasta las zonas más recónditas, disponer tramos ferroviarios y sacar el producto del país.

 

SI SE PIDIERA RENDIR CUENTAS A LAS CORPORACIONES INVOLUCRADAS SE PODRÍAN REALIZAR INTERVENCIONES INMEDIATAS Y RADICALES DIRIGIDAS A LA RAÍZ DEL PROBLEMA PARA AYUDAR A LA GENTE DE ESAS ÁREAS Y MITIGAR SU SUFRIMIENTO.

 

Pero mientras que la gente en Occidente siga engullendo la estupidez corporativa de no hacer nada pregonada por el CRI, Save the Children, Newsweek, New York Times, BBC y el International Crisis Group, ciertamente no hay esperanza.

 

Los trabajadores y las comunidades de estas zonas mineras sufren a causa de la represión estatal, los procesos químicos de la minería y sus residuos tóxicos, la tuberculosis, trastornos inmunitarios, la discriminación racial y la esclavitud. Todas las afecciones comunes tratables también están presentes (fiebre tifoidea, malaria, tétanos, polio, desnutrición). Sin embargo todo esto queda fuera de la agenda de las corporaciones de la comunicación norteamericanas, europeas, japonesas, australianas e israelíes. Éstas son los pilares del adoctrinamiento -a través de la lengua (inglesa)- que debe inculcar la superioridad racial, una basta ignorancia y una falta de conciencia que deja a las poblaciones occidentales dubitativas y encogidas de hombros mientras se preguntan “¿Qué se puede hacer?” A nadie se le pasa por la cabeza que sus propias manos están sucias, que su propia conciencia ha sido falsificada, que el cambio es posible.

 

 

Mentiras, mentiras, esas escurridizas mentiras (del petróleo)

 

El diplomático alemán Albrecht Conze, vicedirector de asuntos políticos de la Misión de las Naciones Unidas en Congo (MONUC), tras la primera vuelta de elecciones en agosto de 2006, predijo en un artículo de Der Spiegel el inevitable retorno del patronato blanco al Congo. “Es como ser los padres adoptivos de Congo” Dijo Conze dando a entender que tal patronato es una bendición en vez de la maldición que en realidad supone para el pueblo congoleño. Conze continuó tergiversando el saqueo occidental de Congo al decir que el interés de EE.UU. en la reconstrucción de éste país es limitado. Después de todo, dijo, este país tan profundamente católico “carece de petróleo y de terroristas”.[18]

 

Estas declaraciones están en consonancia con las mentiras perpetuadas por los poderosos intereses que siempre sacan provecho ocultando o menospreciando la riqueza de África (y Congo).

 

La principal refinería de Congo, propiedad de la Societe Congolaise Italienne de Raffinage (SOCIR), sociedad conjunta entre el gobierno congoleño y Ente Nazionale Idrocarburi (la compañía petrolífera estatal italiana) comenzó su producción cerca de la desembocadura del río Congo en 1967. Merced a un contrato de cinco años firmado en aquel año, el crudo para la refinería fue proporcionado por Shell, Mobil, Petrofina y Texaco.[19] La exploración petrolífera comenzó a gran distancia de la costa atlántica después de 1968; la producción de petróleo en 1976, con Chevron, Mobil, Unocal, Royal/Dutch Shell, AGIP, TotalFinaElf, Teikoku Oil y Japan National Oil Company. Actualmente Total, Pan Ocean Energy (Reino Unido) y Addax Petroleum (Canada) se ocupan de la explotación interior cerca de la refinería.

 

El corazón de Congo también tiene petróleo y el terrorismo insondable en el que están involucrados agentes y empresas occidentales junto a la consecuente tasa de mortalidad en el interior se debe en parte a ello. Las reservas petrolíferas fueron descubiertas por Chevron a finales de los años 70 en la selva ecuatorial pero se dejaron pendientes.[20] En 1997 esta basta concesión, conocida como la Cuvette Centrale por la desaparecida provincia, estaba en manos de Trillion Resources Ltd., compañía fundada en Vancouver en 1987.[21] Esta compañía realiza exploraciones mineras por toda África junto a otras compañías mineras canadienses como Nickelodeon Minerals Inc., Oliver Gold Corporation y Skeena Resources Ltd. También ha realizado operaciones mineras en Katanga (RDC) con Gecamines, empresa asociada al estado. No hay duda de que Trillion y Chevron patrocinaron a ciertas facciones en las guerras de Congo por sus intereses.

 

Al este de Congo, las compañías canadienses Heritage Oil & Gas, Tullow Oil y Harman Resources están extrayendo petróleo del lago Alberto en la orilla de Uganda con el apoyo de entes del crimen organizado relacionados con el gobierno de Uganda, que no es más que otra camarilla de crimen organizado dirigida por las fuerzas militares de este país, el general James Kazini y el hermanastro de Museveni, Salim Saleh. Más al sur, cerca de Goma y Bukavu, compañías norteamericanas, actuando a través de la actual dictadura de Ruanda, codician el lago Kivi por sus bastas reservas de metano.

 

Este es un país petrolífero, no por nuestra pequeña producción actual, sino por su gran potencial… Con toda modestia, no esperamos tener reservas menores de 3000 millones de barriles y con seguridad la cifra es mayor.” declaró a Reuters el recientemente nombrado ministro del petróleo de Congo, Lambert Mende. En julio de 2007 Reuters confirmó que las reservas en tierra estaban sin explotar y en gran medida inexploradas en la provincia ecuatorial al norte y en los lagos Alberto y Tanganika a lo largo de la frontera oriental.[22]

 

Como siempre, los explotadores intentan minimizar la existencia de los recursos que codician. Al contrario de lo que dice el diplomático alemán de MONUC, Albretch Coze y como bien saben las gentes de Congo, Ruanda y Uganda, los "terroristas" están por toda África, aunque incluso algunos nunca hayan visitado el país.

 

El comportamiento de Conze ejemplifica la superioridad blanca disfrazada de "humanitarismo" y "mantenimiento de la paz" en África. Las operaciones de "mantenimiento de la paz" de MONUC, al igual que la industria "humanitaria" (o de la miseria) no son más que disfraces bien elaborados del capitalismo predatorio con la hipocresía añadida de que un supuesto “fin moral superior” y santo permite a los explotadores occidentales celebrar nuestra “bondad” y “humanidad” y pretender que nuestras manos están limpias y que, por supuesto, nos preocupamos. Sin embargo no es más que un gran negocio. El cuestionamiento de estos asuntos es tachado inmediatamente de herejía y es por ello que MONUC no llega a conocer artículos como éste. Los buenos periodistas escriben historias de relleno para Harper’s y no denuncian a los conquistadores de hoy en día ni culpan a oficiales de la ONU, ejecutivos corporativos, figuras filantrópicas de la alta sociedad o magnates del diamante.

 

Los oficiales de MONUC no dicen nada substancial de las actividades mineras en Congo, las cuales se llevan a cabo conjuntamente con el derramamiento de sangre, el comercio de armas y la extorsión. Por ejemplo, la compañía Anvil Mining ha estado involucrada en las masacres de la República Democrática del Congo.[23] Uno de los directores de Anvil es el ex-embajador estadounidense Kenneth Brown, quien sirvió en las embajadas de EE.UU. en Bruselas, Kinshasa, Congo-Brazzaville y Sudáfrica. Brown fue director de Asuntos Centroafricanos (1980-1981) y subsecretario de asuntos exteriores para África (1987-1989) bajo George Schultz durante el mandato de George H.W. Bush. Curiosamente, Brown sucedió a William Lacy Swing -director de MONUC en la RDC- en su cargo de embajador de la República de Congo (Brazzaville). Mientras tanto el ex director de seguridad y alta inteligencia interna de la Misión de las Naciones Unidas en la República Democrática del Congo (MONUC) ha estado trabajando para la compañía minera Anvil desde 2006.[24]

 

Al darse cuenta de que altos oficiales de seguridad de MONUC reciben grandes sueldos trabajando con las compañías involucradas en las masacres, uno comienza a ver la naturaleza de una veda abierta, armada y organizada por los recursos del Congo.

 

Este periodista informó que en Julio de 2007 oficiales de MONUC estaban aceptando sobornos de Jean-Pierre Bemba y que hay pruebas del contubernio de MONUC con individuos que obtienen beneficios de la guerra y el saqueo de Congo.[25] En diciembre de 2007 se informó que un grupo especial de Naciones Unidas “descubrió un cadena generalizada de corrupción y mala administración de cientos de millones de dólares en contratos de combustible, comida, construcción y otros materiales usados por las fuerzas de mantenimiento de la paz de la ONU.[26]

 

Y esto sólo es la punta del iceberg. Las acciones de Naciones Unidas son débiles y con suficiente frecuencia insignificantes. Por último, la misión de MONUC en Congo institucionaliza la desigualdad y el sufrimiento soportado por el pueblo congoleño al mantener un doble rasero en los contratos de trabajo y empleo ofrecidos a los empleados nativos de MONUC. En agosto de 2007 los congoleños contratados por MONUC emprendieron una gran huelga debida a las afianzadas y continuadas injusticias a las que se ven sometidos, en contraposición a las mejores condiciones ofrecidas a los trabajadores extranjeros. Esta huelga fue casi ignorada por el departamento de información pública de MONUC. Mientras tanto, la prensa internacional, cumpliendo su función de soterrar el sufrimiento en Congo, no investigó nada y a fin de cuentas sólo cacareó la versión oficial.[27]

 

Vehículos aéreos no tripulados

 

Las Naciones Unidas y las Fuerzas de la Unión Europea (EUFOR) están presentes en Congo para garantizar los recursos de las corporaciones y asegurar sus beneficios mediante la dominación militar. Sin embargo la versión que se reitera una y otra vez sobre la consciencia occidental consumidora de noticias es la de una misión “humanitaria” o de “mantenimiento de la paz”.

 

Avanzadas tecnologías como los vehículos aéreos no tripulados (VANT) recopiladores de inteligencia de Israel Aircraft Industries/Belgian Hunter, son usados hoy por las fuerzas aéreas belgas en Congo.[28] Dos VANT se han estrellado en Kinshasa matando a un congoleño e hiriendo a otros diez. La flota belga-israelí ha desplegado tres naves más. Según el mando belga el objetivo de los VANT es “recopilar información del tráfico rodado y las actividades de los grupos de gente.”[29] Sin embargo esta declaración es un eufemismo tras el que se esconde el mantenimiento del status quo del sufrimiento, el hambre, la tortura y el desahucio en Congo mientras se aumenta el dominio y la expansión militar en el extranjero.

 

Tres hurras por el atrevido soldado congoleño que abatió uno de los robóticos VANT de EUFOR que le sobrevolaba a 365 m. con un destartalado kalashnikov AK-47 de un solo disparo que impactó en la junta del ala, dañando un punto estructural débil y causando el desplome del aparato. Por supuesto, el pobre hombre ha desaparecido en los calabozos infernales de Kinshasa y pasará a la historia como un criminal en vez de cómo un héroe que manifestó su frustración y miseria abatiendo un arma israelí de 10 millones de dólares con una simple escopeta.

 

El mando militar belga describió al hombre como un “pistolero solitario con antecedentes penales conocidos.”[30] La hibris de esta declaración desafía articulación si recordamos el conocido historial criminal de los hombres blancos involucrados en la devastación de Congo, luego Zaire y nuevamente Congo, desde la llegada en 1870 de Henry Morton Stanley y sus sangrientas campañas de explotación de la goma y la amputación de manos.

 

¿Dónde está el Comité Internacional de Rescate?

 

A fecha de enero de 2008 existen informes sólidos de la hambruna en Kinshasa y de arrestos arbitrarios y detenciones ilegales de hombres, mujeres y niños en centros de seguridad e incluso de tortura. Hechos como estos suceden sin duda alguna en todo el país. Algunos de los arrestados e incomunicados ya en diciembre de 2007 en estos calabozos de Kinshasa por suponer una "amenaza a la seguridad" son: Mimi Mboyo (19) y su hijo (más de 18 meses en prisión); Angele (17) e hijo (24 meses); Mianda Kadogo (19) e hijo (11 meses); Nicolette Mukungu (20) e hijo (20 meses); Bokungu (21); Olga (20) e hijo (13 meses); Edjoka (29). Los principales centros de seguridad de Kinshasa son el campo Tshiatshi, la prisión central de Makala, el campo Kokolo y los calabozos subterráneos conocidos como "el corredor de la muerte".[31]

 

 

 



[1] Véase: keith harmon snow. “Darfurism, Uganda, and U.S. War in Africa,” November 11, 2010, <http://www.allthingspass.com/journalism.php>.

[2] Biography, J. Stapleton Roy, Freeport McMoRan web site.

[3] Major Thomas P. Odom, Dragon Operations: Hostage Rescues in the Congo, 1964-1965, Leavenworth Papers No. 14, U.S. Army Command and General Staff College

[4] keith harmon snow, “Congo’s President Joseph Kabila: Dynasty or Travesty?” Toward Freedom, November 13, 2007, <http://towardfreedom.com/home/content/view/1171/1/>.

[5] Véase: Edward S. Herman, “Genocide Inflation is the Real Threat,” Z-Net, Oct. 26, 2007.

[6] Wayne Madsen, Genocide and Covert Operations in Africa, 1993-1999, Mellen Books, 1999.

[7] Véase, p.ej. Eric Thomas Chester, Covert Network: Progressives, the International Rescue Committee, and the CIA, M. E. Sharp, 1995.

[8] Sonbre Mobutu en Tel Aviv véase: “Mobutu and Israel,” Journal of Palestine Studies, Vol. 15, No. 1, Autumn, 1985: pp. 171-175.

[9] Jerry Funk, Life is an Excellent Adventure: An Irreverent Personal Odyssey, Trafford, 2003.

[10] Bryan Mealer, “The River Is A Road: Searching for Peace in Congo,” Harper’s, October 2007.

[11] Kadima 010, June-September 2007, <http://74.52.200.226/~sefarad/kadima/kadima10.pdf>.

[12] keith harmon snow, human rights research and investigations in Congo, 2004-2007.

[13] “DRC: Katanga’s Forgotten Strife Displacing Thousands,” IRIN, August 3, 2005.

[14] What Future? Street Children in the Democratic Republic of Congo, Human Rights Watch, April 2006, <http://hrw.org/reports/2006/drc0406/5.htm#_Toc129594720>.

[15] Véase “ICEM protests Congo’s Transport, Diamond Injustices,” International Federation of Chemical, Energy, Mine and General Worker’s Union, May 7, 2007, <http://www.icem.org/en/78-ICEM-InBrief/2243-ICEM-protests-Congo%E2%80%99s-Transport-Diamond-Injustices>.

[16] “Diamond miners killed in DR Congo,” BBC News, 7 August 2006, <http://209.85.165.104/search?q=cache:z9WCcOGeL8MJ:news.bbc.co.uk/2/hi/africa/5254006.stm+%22MIBA%22+%22illegal+miners%22&hl=en&gl=us&ct=clnk&cd=4>.

[17] Investigación personal, Ndola, Zambia copperbelt mines, 2000.

[18] Hans-Jürgen Schlamp, “Congo’s Future: A Western Protectorate in Africa?” Speigel Online, Aug. 17, 2006.

[19] Minerals Yearbook Area Reports: International 1968 Bureau of Mines, 1970: 215-216.

[20] Private investigations and site viewing, Mbandaka, DRC, 2007.

[21] Véase: Annual Report of Consolidated Trillion, October 8, 1999. Trillion Resources cambió su nombre por Consolidated Trillion Resources en 1999, y se fusionó en 2002 con la compañía Viceroy Explorations Ltd. con sede en EE.UU.

[22] Joe Bavier, “Congo to audit oil sector, first time in 10 years,” Reuters, July 3, 2007.

[23] Norm Dixon, “Congo Massacre: Australian mining company's managers indicted,” Green Left Review, November 4, 2006 <http://www.greenleft.org.au/2006/689/35790>.

[24] Su nombre se conoce, pero amenazó con perseguir y romper las piernas del autor de ser revelado.

[25] keith harmon snow, “Behind the Scenes: Warlord’s Deadly Battle in Congo,” August 9, 2007,  <http://towardfreedom.com/home/content/view/1096/1/>.

[26] U.N. Combats Peacekeeping Staff Corruption,” Washington Post, December 18, 2007.

[27] “Local U.N. workers strike in Congo over conditions,” Reuters, August 23, 2007.

[28] Los VANT de Israel Aircraft Industries operan en 15 países; <www.iai.co.il>.

[29] “Belgium Resumes Congo UAV Operations after Belgian-B is Shot Down,” Flight International, August 15, 2006. La Rafael Armament Authority israelí trabaja junto a Lockheed-Martin y Northrop Grumman en la producción aeroespacial y de misiles de alta tecnología: véase Mark A. Loral et al, Going Global? U.S. Government Policy and the Defense Aerospace Industry, RAND, 2002.

[30] “IAI-Eagle-B Hunter UAV”: http://belmilac.wetpaint.com/page/IAI+-+Eagle+B-Hunter+UAV+(Unmanned+Aerial+Vehicle)?t=anon>.

[31] Comunicaciones privadas desde Kinshasa, DRC, Diciembre 2007.